En ese distrito de la quinta sección abundan los comentarios y trascendidos sobre diferentes maniobras que habría realizado el jefe comunal para quedarse al frente de la Comuna por un nuevo período.
Hay una realidad concreta: con los resultados de agosto el panorama electoral para octubre quedó abierto: la diferencia de 1100 votos era una cuestión posible de revertir para el Frente de Todos que llevaba de candidato a Facundo Celasco. Y fue allí donde se habría recrudecido la operatoria de Etchevarren en la búsqueda de los sufragios para asegurarse un nuevo período, el cuarto, en el poder.
Días después de las PASO circuló un audio donde se puede escuchar al jefe comunal amenazar a empleados municipales: "O se ponen las pilas y me traen diez votos o se caen todos los contratos. Estoy re caliente", señalaba el intendente que ha pasado por diferentes partidos políticos, según sus conveniencias para atornillarse en el poder, y hace unos años recayó en el Pro. A las amenazas se le suman las promesas de viviendas, terrenos, materiales o alimentos, todos a cambio del voto para Juntos por el Cambio.
En el mismo sentido, tras el 11 de agosto las amenazas de despido no frenaron y algunas se concretaron. Ariel Di Franco, que se desempeñaba en el área de Obras Públicas de la Municipalidad, habría sido despedido. La misma suerte habría corrido Fernanda Sepero, psicóloga, que trabajaba en el hospital de Dolores al igual que su padre, Jorge Sepero, quien había renunciado a su cargo de director en desacuerdo con los aprietes de Etchevarren para que el hospital no cumpliera con su función. A ambos se les adjudica pertenencia o cercanía con el Frente de Todos, el espacio opositor al intendente.
Pero el mayor despliegue del aparato de Etchevarren se concretó el día de la elección, según señalan los habitantes de Dolores. La mañana comenzó con las calles de la ciudad con clavos tipo “miguelitos” con los cuales intentaron entorpecer el acto eleccionario. Los responsables habrían sido dos personas cercanas al oficialismo local, quienes pusieron en riesgo a automovilistas y vecinos.
Haciendo fuerza de su poder y la utilización del Estado, se pudo observar a los empleados municipales contratados fiscalizando para Juntos por el Cambio, en las afueras de las instituciones educativas y/o habrían estado conduciendo automóviles, llevando gente a votar y pagando sufragios.
Algunos vehículos habrían circulado con 250 mil pesos encima para diversos gastos operativos, quedándose los conductores con un 10% de ganancia. Hay un audio grabado a Cesar, uno de los choferes, donde se puede observar claramente el operativo de compra de votos. “A nivel local a Camilo. Después arriba voten a quien quieran, no hay drama”, señala Cesar con soltura en el audio mientras les entrega las boletas a introducir en el sobre.
Fuentes cercanas a JxC señalaron que la “campaña” le habría costado al presupuesto municipal unos 30 millones de pesos y el domingo 27 se habrían comprado unos 4 mil votos. De la operatoria también habría colaborado policía local, y se señala un nombre controvertido que estaría implicado en la tarea: el secretario de seguridad, Fabián Puig.
Sumado a lo anterior tanto adentro como afuera de los establecimientos se vivieron momentos de violencia por parte de gente cercana al intendente. Mario Etchevarren habría agredido a un empresario del calzado local, el abogado Marino Cid habría desafiado al candidato a intendente del FdT, y Carlos Marino, que sería pareja de la presidenta del concejo deliberante, Daniela Arrabit, habría agredido a uno de los fiscales del partido opositor.
Tampoco escaparon a ese día el tradicional voto en cadena, sistema mediante el cual la persona que entra a votar, pone otro sobre (no el autorizado, sino uno cualquiera), probablemente ese voto quedará impugnado, pero se lleva consigo el sobre válido. Luego introduce en él una boleta de su partido y lo cierra bien, luego puede organizar una cadena de votos asegurándose que son a su favor.
Al final de la jornada, Etchevarren pudo festejar que se queda cuatro años más al frente de la Comuna. En 2023 habrá tenido 16 años en el poder local, aunque dudosamente haya contado con el respaldo genuino de los vecinos el domingo 27 de octubre. ¿El fin justifica los medios? Para el jefe comunal el vale todo está a la orden del día.