jueves 16 de mayo de 2024 - Edición Nº1989

Sociedad | 3 sep 2021

Estrés e insomnio

¿Cómo funciona "Mi reloj interno"? la app argentina para mejorar el sueño

Investigadoras e investigadores nacionales crearon una app que brinda recomendaciones personalizadas para mejorar el sueño. ¿Cómo funciona?


Para recabar evidencia acerca de cómo impactó la pandemia en el sueño y los ritmos circadianos, investigadoras e investigadores del Conicet crearon "Mi reloj interno", una app gratuita con recomendaciones personalizadas para descansar mejor.

El desarrollo fue hecho luego de conocer los resultados de una encuesta de la que participaron 4000 personas de entre 13 y 100 años de todo el país, a quienes se les consultó sobre sus hábitos cronobiológicos, sus actividades cotidianas, sus horarios de sueño y sus preferencias diarias.

La información fue procesada por un equipo interdisciplinario conformado por especialistas en sociología, demografía y muestreo. Como resultado, se generó un algoritmo capaz de vincular hábitos con determinadas características de ritmos circadianos.

La aplicación permite realizar un autodiagnóstico y obtener recomendaciones personalizadas según edad, género y costumbres horarias, para mejorar el estado del reloj circadiano, conocido coloquialmente como reloj interno.

Desde el equipo de investigación señalaron que ya existían varios estudios sobre el reloj circadiano, pero la mayoría se han hecho en países con costumbres horarias muy distintas a las desarrolladas en el país.

¿Cómo descargar la app?

Las personas de al menos 13 años que vivan en Argentina podrán descargar la app de forma gratuita. Actualmente está disponible en Android y, próximamente, en iOS.

Es importante destacar que los datos ingresados en la app son anónimos y se encriptan durante su traslado al servidor.

¿Qué es el reloj biológico?

El reloj biológico es un mecanismo interno que impone un ritmo de alrededor de 24 horas a todas las funciones corporales para que ocurren en el momento óptimo del día.

Desde el cerebro, este reloj controla cuándo estamos alertas o cuándo necesitamos dormir, el momento óptimo para aprender o hacer actividad física, e impone ritmos diarios en procesos tan variados como la presión arterial, la liberación de hormonas, el metabolismo, etcétera.

El reloj interno "se pone en hora" a diario en respuesta a distintos factores del ambiente, principalmente los ciclos de luz y oscuridad, la ingesta de comida o la actividad social.

Cuando este mecanismo y el ambiente están desajustados por mucho tiempo, como sucedió con la irrupción de la pandemia de coronavirus y las medidas de aislamiento, suelen aparecer problemas de salud que van desde trastornos en el sueño, como el insomnio, hasta problemas metabólicos, como la diabetes.

Además, puede afectar al sistema inmunológico y asociarse a trastornos psiquiátricos como la depresión, reducir el rendimiento cognitivo, aumentar la cantidad de errores y dificultar el aprendizaje.

La luz, clave para el reloj interno

La luz es el estímulo principal que pone en hora al reloj interno. Por eso, la aplicación, en su versión para Android, cuenta con un sensor para que los usuarios puedan evaluar cuáles son los lugares de la vivienda o ámbito de trabajo para obtener luz solar mientras se realizan las actividades cotidianas.

Como resultado, se construye un registro de los espacios con mayor intensidad de luz, que permite tomar decisiones como, por ejemplo, dónde ubicar un escritorio de trabajo. En el caso del sistema operativo iOS, la aplicación guarda registros hechos en otras aplicaciones.

¿Cómo surgió la app?

"Mi reloj interno" fue uno de los proyectos seleccionados dentro de la Convocatoria IP COVID, financiada por la Unidad Coronavirus que la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i) integra junto con el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y el Conicet.

Maria Juliana Leone (CONICET, UNQ, UTDT) dirigió al equipo responsable, conformado por las investigadoras del Conicet Lia Frenkel (iB3, UBA), María Fernanda Ceriani (FIL) y Paula Cramer (Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación).

A lo largo de todo el proyecto, también colaboraron Ariel Haimovici, Elisa Epstein, Diana Munilla, Ignacio Oroná y Milagros Wienert.

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